El agujero en la capa de ozono sobre el Ártico, que alcanzó su tamaño récord en marzo de 2019, se cerró completamente para finales de abril 2020. 

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) mencionó que la formación del agujero se originó por la presencia de clorofluorocarbonos (gases compuestos por carbono, flúor y cloro que al llegar a la estratosfera, entran en un proceso de división liberando los átomos de cloro, los cuales destruyen la capa de ozono) y un invierno muy frío en la estratosfera.

La combinación de ambos factores llevaron a un nivel altísimo el agotamiento de la capa de ozono, incluso fue mayor a la que se suscitó durante la primavera de 2011

El agujero en la capa de ozono se logró cerrar debido al aumento en la temperatura de la estratosfera y la afluencia de aire rico en ozono proveniente de capas más bajas de la atmósfera. 

No obstante, el deterioro de la capa de ozono habría sido mayor si el Protocolo de Montreal  (que busca acabar con la producción y el uso de sustancias que reducen la capa de ozono, como los clorofluorocarbonos) no estuviera vigente.

¿Fue el COVID-19?

Contrario a lo que podemos imaginar, la disminución de la contaminación del aire por la pandemia del COVID-19 no influyó al 100% en el cierre del agujero. 

Este fenómeno de destrucción de la capa de ozono ocurre todas las primaveras en el Ártico.  

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