La tecnología en el sector de la aviación avanza a pasos agigantados, de manera que a día de hoy podemos realizar trayectos tan largos como el que cubre Nueva York con Singapur en 17 horas. En el otro lado de la escala, en unas desconocidas islas de Escocia, encontramos el vuelo comercial más corto de todo el mundo: tan solo 90 segundos en un avión de ocho pasajeros.
Un trayecto de 2,7 kilómetros
En tan solo un minuto y medio, un pequeño avión despega de la isla de Westrey para aterrizar a 2,7 kilómetros en Papa Westray o Papay, como la llaman sus locales. Se trata de dos de las 70 ínsulas que comprenden el archipiélago de las Órcadas, un territorio situado frente a la costa norte de Escocia.
El trayecto se cubre unas dos o tres veces al día durante todo el año, y es utilizado principalmente por las 80 personas que viven en Papa Westray, aunque “en verano, también atrae a los turistas, en su mayoría excursionistas, que buscan experimentar el viaje en avión”
Ocho pasajeros distribuidos según el peso
La pequeña aeronave que cubre este trayecto es un Britten Norman BN-2 Islander que pertenece a la compañía aérea escocesa Loganair, la cual nos ofrece el traslado por £14,25 con ida y vuelta. Tan solo tiene cuatro filas de asientos para un total de ocho pasajeros, que serán colocados en el avión de manera que este tenga una distribución uniforme de peso.
Aquí es el propio piloto el que da las explicaciones sobre seguridad y, en menos tiempo de lo que tarda un vuelo convencional en alcanzar la altitud de crucero, ya habremos aterrizado en el aeropuerto de destino. Incluso, “en un buen día, con vientos favorables y poco equipaje, solo tarda 53 segundos”, destaca el medio estadounidense. Lo mejor de todo es que, durante el breve camino, podremos disfrutar de unas maravillosas vistas de las islas y sus verdes paisajes en contraste con el intenso azul del mar.